viernes, 15 de mayo de 2009

Lost in expectation

Ya nadie regala caramelos hoy en día; nadie reparte chupa chups, nadie envía postales. Y son muy pocos los que escriben a mano o cuentan mentalmente, pero son más que los que observan el mundo como si hubieran nacido ayer. Yo he dejado de mandar felicitaciones personalizadas, de soltar no diré que tal y cual y decirlo igualmente porque sólo lo hago una vez al año. He dejado de escribir moñeces sobre la amistad porque ya no me las creo, de regalar bombones una vez al mes o de desear que las felicitaciones duren muchos años más. Lo he dejado como quien deja de fumar, y en el fondo he tardado demasiado.

No sé la edad que tendría cuando leí El cuervo entero por primera vez, pero ya era algo rarita y recuerdo que durante unos días quise llamarme Leonor. Claro que entonces yo no sabía que en realidad Leonor se llamaba Lenore, ni tampoco que una niña de sangre azul poco republicana le usurparía el nombre en este nuestro "estado" de la pandereta (el copyright de esta genialidad es de mi abuelo). El caso es que el ¡Nunca más! de Poe me marcó bastante aunque, no nos engañemos, era joven y se me pasó rápido. Pero ahora, años después, leo ese nevermore y parece un poema tan distinto que me entran escalofríos.

Esta serie me gusta tanto que se me olvida parpadear.
(es un poco electromagnética, la verdad)
Y entonces me pican y me duelen los ojos hasta que lloro, porque, seamos sinceros: esta noche es imposible no llorar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tan impossible que ni tan sols menjant xocolata desfeta a cullerades em passava.

l'altre dia, quan al vespre em vaig llegir el corb, em vaig llevar amb les paraules al cap com quan t'adorms pensant en una cançó.. té alguna cosa que gela la sang.

has llegit un conte del julio cortázar d'un home que vomita conillets? (això és totalment a part).

angie

Lómiel dijo...

L'he llegit, i trobo que és absolutament genial... és un dels que més m'agraden, sense cap mena de dubte :)

pd: m'encanta que hagis deixat una petjada!