viernes, 25 de septiembre de 2009

París

Es como si de mí se esperara algo tan maravilloso como la ciudad, letras que sean París y que brillen como el sol tras mi nueva ventana, algo así como mi vida en prosa; por eso hace días que no escribo, por eso no sé qué decir cuando veo retazos de la Maga en una esquina. Así que como lo subjetivo se me escapa por demasiado fuerte, sólo me queda describirlo con pedazos de objetividad, como que me estoy acostumbrando al aroma de la vainilla, de la pizza al atardecer, al olor extraño de la mesa de madera, a paredes desconchadas, al espejo de cada mañana, que cada cada mañana me dice que hoy es otra mañana, que cada una es un regalo aunque sea tópico decirlo y me dé repelús tanto romanticismo. Y como hay cosas que nunca cambian, escribo sin gafas porque me he olvidado de cogerlas, entre tantas otras cosas, como aquel día que me olvidé un poco de quién era o las veces que he olvidado cómo olvidar.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Bonjour

Yo sé que me muevo como el mar, que tengo las manos frías como algas; y a veces es tan fácil como decir, dios mío (dios mío no creo en ti), esto es tan raro, mi vida no cabe en una maleta, pero y si sí, y si las cosas que me quedan penden de un hilo y de una báscula que dice veinte quilos, ni uno más. Así que soy como la marea y digo por favor, quédate esta noche, que las demás me dan igual, pero no ésta, no hoy que tengo ante mí una ciudad y una vida que empiezan; y como me duele todo el cuerpo, pero sobre todo las venas, sé que no, que toda mi sangre no cabe en una maleta, y respiro más tranquila, pero me duele algo que aún no sé, y me cura París.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Flash

Los inviernos enseñan a no creer en los semáforos ni en los hombres del tiempo, ni en las chicas demasiado bonitas. Yo me guardo en el bolsillo un trozo de costilla y medio latido; sé que esto ya ha pasado alguna vez, así que no me columpio ni me desmayo en público mientras duren los relámpagos. Algo que no todos pueden decir: soy tan real que siempre tiritaré por las mismas cosas. Mi sangre ya la limpiaré, que aquí no pasa nada, y es que conozco la canción perfecta para encenderte los ojos, pero en un hueco de la almohada guardo un as y una navaja, para quedar en tablas si hace falta.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Ante todo, sinceridad

Tengo una luz en el espejo que no sé de dónde sale, y los labios rosas de leer poesía. Cosas que no ocurren cada día, como enamorarse de un barrio con nombre de cementerio o de una chica con nombre de canción. Pero hay burbujitas en el aire, la luna es un queso enorme (de los que sí me gustan) y en el río todo ha cambiado tanto. Así que me imagino un paraguas, jazz, otro río más frío y menos mío et qu'est-ce qu'il faut dire. Con los años he perdido imaginación y he ganado septiembres; anoche gané años, y fiebre también. Pero oye, espera, que hay cosas que con los años no cambian; como pensar en Florencia o quemar el pasado con los ojos bien abiertos, y una foto una sonrisa, o dos colores que te hagan temblar. Y tú despiértame si hace falta, sólo te morderé el pelo y amarrándote las manos te diré, soy tan fuerte, soy tan tú; y ya llevo veintiún recuerdos con hielo a mis espaldas.