miércoles, 26 de agosto de 2009

ouch.

Aquí tienes mis huesos, mi sangre, el tacto de mi piel, las notas de un piano. Hoy soy como la ficha azul de un tablero de parchís, la ficha que avanza y adelanta pero sabe que en cualquier momento alguien se la puede comer y fin del juego. Si supiera pintar lo colorearía todo, porque hace ya tiempo que las palabras me dan la espalda y a veces me da miedo que me acosen las imágenes. Como la música rebotando en los canales o un primer plano de cada una de las caras de mi vida. Como cuando una catedral enorme y vacía me hace temblar; tanta fe echada a perder. La muerte existe, el absurdo existe, pero el futuro también. Cualquier tiempo pasado existió. Y el futuro llora, porque el pasado le ha contado que un hombre intentó cambiar el mundo y no sobrevivió. Respirar por respirar, porque los órganos están ahí por algo y habrá que usarlos, si no qué. Respirar por respirar y aquí todos somos de plástico, de cartón, de carne trémula. Que nos fundimos por la noche, decidimos no volver pero lo haremos, porque cada día se hace de día, cada día. Entonces la suerte está echada y volvemos a las calles a las que llaman ciertas, nos deshacemos de las fuerzas, de la espuma, de todo lo que nos abrasa la sangre. Fotogramas a cámara lenta, fundido en negro. Y ella está tan fría, congelada, siempre como del otro lado, fiera, afilada. Le diría que venga conmigo, que estaré siempre ahí, pero no voy a mentirle y yo sólo me voy para ser mía; para dejarme el alma y los dientes en el filo del camino. Como tantas otras veces, y recordar sólo lo bueno, aprender a echar de menos. Yo era la niña que quería mandar postales de colores desde mil ciudades diferentes, llenarte la casa de fotos preciosas, pero ya no sé: escribirte es escribir a un pedazo de mí que se dejó extraviar en algún puerto; y como pedazos ya no me quedan, las palabras no las puedo perder.


viernes, 14 de agosto de 2009

Rodajas de naranja

Todo lo que ves es materia inexacta. Eso como apunte, porque, precisamente por ser cierto, saberlo no cambia nada.

Si tuviera un gato lo llamaría Isósceles; y si fuera blanco, Mascarpone. Como no tengo ninguno ni es mi intención, me pinto el pelo con chocolate y hago planes imaginarios con los labios casi fucsias. Me gusta la ciudad desnuda, el café a deshoras, fingir entender un idioma que no hablo, y tengo un reto: pensar en una imagen más tierna que un autobús lleno de globos. A la pequeña burguesa no declarada le daría mucho pastel de nata, para que nunca le faltara de nada. Pero yo siempre he sido más de amor anarquista impresionista vanguardista, así que a ti contigo nosotros nos morderíamos los ojos antes de acostarnos, y la luna detrás del cristal como rodaja de naranja pensaría que no está mal, no, eso de dejarse el intento en la vida.

sábado, 8 de agosto de 2009

Prémonition

París país cubierto
de ojos de hojalata
me enamoraré
de un puente cualquiera
lo sé
veré
en el falso cristal de la Seine
el cielo y un par
de recuerdos con hielo
las miradas son frías y como de papel
y brillamos tanto
los muchachos
como de lejos
tiemblan
y observan
cada vez más cerca
no sabrán nunca pronunciar mi nombre
ni el de mi ciudad.

jueves, 6 de agosto de 2009

Manual de instrucciones

Siempre que me muera dame un ruido y respírame lento, atraviesa el sueño, píntame con los días el pelo. Cada vez que me creas dormida recupérame el pulso; hoy que visto de coral, hoy el color que llena mis papeles es el nácar invencible de los años, el humo los gritos la magia, en mis ojos los rayos, las lunas doradas, el rastro de todo lo demás.