sábado, 19 de diciembre de 2009

you struck me down like radium

Y ella nunca volverá a abrazarme frágil y sincera como sus claveles, nunca sentiré la fuerza de su piel de algodón, sus ojos brillando detrás del cristal. No volverá a decirme que tenga cuidado con los chicos, ni a cocinar para mí ni a perseguirme sin correr, la voz rota. Yo lo único que sé es que no lloraré ni una ni dos veces más, porque tengo las costillas duras y todavía aguantan, pero que no olvidaré nunca porque es un verbo que ni sé ni quiero conjugar. Y llevo años sabiendo que ya va siendo hora de empezar a estampar naranjas contra la pared, teñir la calle con mandarinas, decirte así que sigo teniendo cerca el color de tu pelo, que no tengo remedio porque sigo escapando en cuanto puedo, porque siguen encantándome los canelones, que sigo teniendo cuidado sólo a veces pero soy tan flexible como entonces, así que si me caigo sigo levantándome y echando a correr, que así caerse es divertido. Ahora me gustan más las flores y tengo que decirte que cada vez creo menos en dioses, pero el milagro fue conocerte, fue tenerte, y me importa eso; que estarás siempre en mi sangre, que te admiraré ahora y siempre, por lo que sé de ti, pero sobre todo por lo que nunca sabré. Que me parezco a ti en más cosas que los libros y los crucigramas; que las dos sabemos que nunca hará falta que nadie me diga cuánto me querías.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no puc dir-hi res més, perquè se m'han omplert els ulls de llàgrimes..

angie