Siempre que me muera dame un ruido y respírame lento, atraviesa el sueño, píntame con los días el pelo. Cada vez que me creas dormida recupérame el pulso; hoy que visto de coral, hoy el color que llena mis papeles es el nácar invencible de los años, el humo los gritos la magia, en mis ojos los rayos, las lunas doradas, el rastro de todo lo demás.
jueves, 6 de agosto de 2009
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